Poda de arbolado.

Ya ha finalizado la mal llamada época de poda de arbolado publico donde año tras año cuadrillas de podadores armados con sus motosierras y subidos en un cesto descabezan los arboles de las ciudades.

Muchos de estos árboles se encuentran en perfecto estado, con un crecimiento armónico y a todas luces correcto.

Estas podas provocan unos brotes masivos de reacción del árbol en un intento de recuperar la copa que ha perdido, y esas ramas nuevas están mal asentadas en el árbol y SI son susceptibles de caerse por agentes externos, además de causar focos de pudrición que suelen acabar con la muerte o caída del árbol.

¿Cuándo se poda un árbol?

Esa fue una de las primeras preguntas que me hizo uno de mis profesores y la respuesta es fácil: nunca.

¿Por qué se podan entonces?:

Miedo: la posibilidad de caída de ramas hace que en muchas ocasiones la respuesta a un posible temporal sea la reducción drástica de copa.

Tradición: la herencia del mundo agrícola en el que la poda de frutales para la mejora de la producción se trasmite a los árboles ornamentes sin un sentido real, pero, con un fuerte arraigo en la población, que lo ve como normal.

Mala elección de las variedades: Es la principal causa, se seleccionan variedades sin tener en cuenta el porte y cualidades del árbol, lo que causa problemas por ejemplo en acerados estrechos y árboles de gran porte que chocan con las fachadas, árboles de crecimiento rápido y por tanto, madera de baja calidad que son problemáticos en su madurez, etc.

En este punto he de reconocer que yo mismo he realizado intervenciones de este tipo cuando no ha sido posible convencer al cliente de que la intervención era inadecuad y cuando el árbol había sido mal ubicado y no quedaba más remedio.

¿Cómo se debe intervenir en el arbolado urbano y en los árboles en general?

Principalmente en la base, con unos planes correctos de plantación y actuación.

Los árboles desde su inicio necesitan intervenciones menores que guían y forman la copa, estos trabajos deben realizarse por técnicos arboristas cualificados.

Lamentablemente es más barato y “cómodo” a corto plazo seguir con estas tradicionales actuaciones.

Vivimos en una sociedad mucho más sensible y actual, donde las redes sociales nos permiten estar al tanto de todo lo que nos rodea, pero, sin querer hacer demagogia, recolectamos “likes” en publicaciones de niños enfermos pensando que en algo servirá y sin embargo soy consciente de publicaciones de grandes profesionales de la jardinería advirtiendo de la mala praxis en las podas y pasan desapercibidas cuando es un hecho que el conocimiento de estas por los ciudadanos evitaría su puesta en práctica.